En este post les voy a contar dos historias, una buena y una mala.
Primera
El sábado antepasado Matilda estaba con su padre en la casa y le pidió el favor de llamarme al mobil. Estaba emocionadísima contándome que el tete (biberón) se le había roto, entonces que había tenido que tirarlo, que ella ya estaba muy grande. También me pidió el favor de que le pasara a mi jefe. Estaba tan orguyosa que también se lo contó a el.
Así pasó el día, por la noche por supuesto lo pidió para irse a dormir como estaba acostumbrada y le dijimos que no se podía, que se acordara que ella lo había tirado.
Pues sin decir nada se acostó a dormir muy tranquilita.
Como a las 9 de la mañana se despertó y lo primero que nos dijo llorando fue: "yo no soy grande" aaaaaajajajajajajaja pobrecita, casi se me parte el corazón pero los dos (Javier y yo) éramos muertos de la risa. Pues nada, finalmente le recordamos que su tete lo había tirado y que si era grande para seguir tomándolo. Se lo tomó bastante bien, así será que hasta el sol de hoy no lo ha vuelto a pedir.
Segunda
El domingo nos fuimos con mi amiga mamasita, su hijo Oliver, su marido David,un amigo de ellos, Matilda y Javier (mi chico) al Parque de Collserola, la pasamos delicioso, hicimos una caminata hasta llegar a un sintio donde comimos. Hicimos un pic-nic, ellos llevaron una parte de la comida y nosotros otra.
Durante la caminata, Fernando (el amigo) le dio unas galletas de chocolate a los niños. Eran bastante grandes así que se comió dos. Almorzamos (comimos) y de postre se comió otra, pero mi pequeño diablito quería mas y mas yo por supuesto de lije que no mas galletas, ya había comido suficientes.
Pues no saben el show que me hizo. Se tiró al suelo, no quería caminar ni nada de nada, solo quería su galleta. Nosotros somos bastantes estrictos en este tema, no somos de darle muchas cosas de paquete asi que cuando decimos no mas, es no mas y sobre todo cuando ya se ha comido 3 galletas grandes de chocolate.
No les digo mentira, lloro media hora pidiendo la galleta, casi me vuelve loca. Javier la cogió en brazos y segía con el berrinche. Estas son las veces que me dan ganas de estamparla contra una pared. Trato de hacer lo mejor pero parece que fuera hija de una persona que no la educa.....
Les juro que a veces no se que hacer, creo que lo hago bien, pero la paciencia a veces se me agota.